También hay que felicitar a Pedro Sánchez, cuyo funeral preparado intensamente por las baronías de su partido, tendrá que esperar. Hay que felicitar a Susana Díaz que al fin podrá cumplir su sueño de quedarse en Andalucía que siempre fue su prioridad y de paso igual recupera los votos del PSOE que, sobre todo, se han perdido en su territorio.
Hay que felicitar a Albert Rivera, que tendrá que envainarse su “No investiremos a Rajoy” pero cuya voz y exigencias tendrá que tolerar para poder gobernar el Partido popular.
Hay que felicitar a Jorge Fernández Díaz cuyas escuchas y trapicheos en el ministerio han sido premiados con un escaño más en su tierra, Cataluña.
Hay que felicitar a José María Aznar que ha recuperado el aprecio político por su sucesor.
Hay que felicitar a la troika, al poder económico y al Ibex 35, cuyas peores pesadillas se han disipado.
Y no podemos felicitar del todo a Pablo Iglesias. Es verdad que su aspiración de ser líder de la oposición tendrá que esperar, pero si lo que pretendió evitar a toda costa es que Sánchez llegase a la Moncloa, eso lo ha conseguido con nota alta.
O sea, todos felices.