Ayer estábamos casi acabando el programa cuando llegó la fumata blanca, habemus renovación del Poder Judicial.
Cinco años y medio tarde, y tras el bloqueo del Partido Popular que ha demostrado una gran creatividad en los pretextos y excusas esgrimidos durante los 2.000 días que no quisieron pactar.
Bajo la mirada atónita de la vicepresidenta de la Comisión Europea, en Bruselas, llegó la foto de Bolaños y González Pons estrechando las manos y felices de lo conseguido.
Si ambos están satisfechos, pese a la escalada de barbaridades que todos hemos escuchado estos años, nos podemos dar todos por conformes. Aunque como suele pasar en los acuerdos largamente aplazados, hay que buscar una buena pista de aterrizaje que deje contentos a los propios, aunque eso suponga volver a despreciar a los contrarios.
Esta mañana, de hecho, Alberto Núñez Feijóo ha escenificado en el Congreso la línea más dura de la oposición en la sesión de control al Gobierno. Era previsible, hay que aplacar a los que dijeron "el que pueda hacer, que haga" y no se referían precisamente a ponerse de acuerdo con el Gobierno, sino todo lo contrario.
Para usted la perra gorda, ha contestado Pedro Sánchez. Pregunta primera que se nos ocurre, ¿se ha independizado, por fin, Feijóo de la tutela del área dura de su partido?
