Es un lunes de “fin de fiesta” en el Reino Unido: terminaron las celebraciones multitudinarias por el jubileo de la Reina Isabel II, la reina que unió a todos los británicos. Justo lo contrario que ha conseguido Boris Johnson en su partido. Esta tarde se reúne con todos los parlamentarios tories en un intento último de que no le boten, con b, de Downing Street. Se enfrenta esta tarde a las consecuencias del “partygate”, el escándalo de las fiestas que el primer ministro celebró en su despacho durante el confinamiento.
A partir de las 19h de este lunes, el Parlamento Británico decidirá si Boris Johnson sigue o no en su cargo, y la clave no la tiene la oposición, sino su propio partido. Fueron los tories, los suyos, los que reunieron las 54 cartas necesarias para pedir la “retirada de confianza” al primer ministro. Un mecanismo al que ya se enfrentaron Margaret Thatcher, John Major o Theresa May. Algo imposible de imaginar en España.
Se espera que Boris Johnson supere la votación, pero ¿qué futuro tiene un primer ministro a quién no apoyan mayoritariamente sus propios diputados? “Es el principio del fin aunque sobreviva a la votación de esta noche”, ha dicho Stormer, el líder laborista.
