Felipe VI ha pronunciado palabras nunca antes escuchadas al rey, como la palabra “dictadura” para referirse a la época franquista. “Es duro mirar a ese largo pasado” ha dicho, donde “la intolerancia la discordia y la falta de entendimiento” dieron pie a una “España impotente, resignada y pesimista…Una España dividida y a veces desgarrada”.
Algunos minimizarán esas palabras, pero ese discurso claramente no lo hubiera podido pronunciar el rey emérito. El rey reina, que no gobierna, pero como Jefe del Estado del siglo XXI está bien que explore caminos aún inéditos para la Casa Real.
Obviamente el monarca ha hecho también en el Congreso de los diputados un llamamiento a la unidad al tiempo que ha afirmado que los “sentimientos se deben respetar y comprender, nunca ignorar o enfrentar”.
Tanto en su literalidad como en las entre líneas ha sido realmente un buen discurso.