Ya han oído que el Tribunal Constitucional ha avalado hace poco más de una hora la ley de Eutanasia que entró en vigor el 25 de junio de 2021. La ley es perfectamente constitucional y por tanto el recurso de Vox presentado contra ella ha fracasado. Que el TC avale la ley que permite tener una muerte digna, con todas las garantías jurídicas que recoge esa ley, es una buena noticia que pondrá mucho más difícil cualquier tentación regresiva en el futuro de cualquier gobierno.
El TC desoye la intención de Vox con la ley de eutanasia y el Congreso ha rechazado también su moción de censura. Este mediodía ha terminado sin sorpresas la votación, siendo solo votada por los diputados de Vox y uno que se ha arrimado, exdiputado de Ciudadanos.
El candidato Ramon Tamames, que ayer ya se quejó de que la sesión se la hacía larga, ha sido hoy mucho más escueto en sus respuestas, aunque ha negado que la moción haya sido “ociosa” o que “no haya servido para nada”, como le ha acusado Cuca Gamarra. No hubo en el resultado ninguna sorpresa pero sí podemos hablar hoy de efectos colaterales. Es unánime la impresión de que el gobierno ha sabido sacar provecho de la 'performance' de Don Ramón y compañía y también de otros efectos colaterales que son los que hoy analizaremos en el tiempo de gabinete.
Más allá de lo que digan los portavoces de los partidos, siempre previsibles, parece innegable que Yolanda Díaz hizo una intervención presidencial con la que muchos habrán interiorizado que ha nacido una candidata. La duda persistente es cómo lo va a metabolizar el mundo oficial de Podemos. Ahí hay un efecto colateral de la moción.
Luego está la decisión de Feijóo, que decidió hacerse el sueco con el embajador del país adecuado. ¿Ha crecido o menguado el líder popular? Estar o no estar en la Moción, como oyente, ¿la resolvió adecuadamente decidiendo no asistir?