Estamos estrenando la hoja de junio en el calendario y celebrando esa alegría de los sevillistas a los que espera una tarde pletórica, de mucha alegría colectiva por esa séptima Europa League. Y pasamos del fútbol a los asuntos electorales. No hay día sin que asistamos como observadores a los gestos y palabras de partidos políticos que irán marcando sus estrategias.
Lo primero que se detecta es cómo los dos bloques intentan la movilización de los propios y la desmotivación de los ajenos. Cada voto que se queda en casa o en la playa es un voto doble para una de las propuestas de gobernabilidad.
El que tenga pereza y no vote a los suyos convierte en oro ese voto para la otra opción. Ayer escuchamos a Pedro Sánchez en el Congreso dirigirse a los diputados y senadores socialistas en tono de campaña y también vimos a Alberto Núñez Feijóo pidiendo nada menos, a esos mismos socialistas, que cambien de líder.