Siguiendo con la lógica de muchos, el debate de ayerlo ganaron Herzog y Garzón. No estuvieron en el cara a cara, ni fueron las estrellas políticas principales del debate posterior en televisión, en el que sí estuvieron Iglesias y Rivera para decir que ellos sí saben debatir como chicos de “buena estirpe”.
La cosa empezó mal, con una lluvia fina que no caía en Madrid desde hace más de un mes. Ya es mala suerte que se estrenase en el momento de recibir en la calle a los protagonistas de la cosa. Pedro Sánchez salió a decirle a Rajoy lo que Rajoy no tenía previsto volver a escuchar y le contestó, muy ofendido, que era "Ruiz y miserable", casi lo mismo que ya le había dicho en una sesión de control al gobierno de hace meses ante una acusación parecida. Entonces le dijo a Sánchez, "no vuelva usted por aquí a hacer ni a decir nada, es patético".
O sea, nada nuevo lo de ayer aunque eran previsibles los aspavientos de los populares y la reafirmación de los socialistas. Para eso estamos en campaña.
Y luego está lo de los emergentes: Iglesias y Rivera de tertulianos, presumiendo de buena educación, y aprovechando la oportunidad para pinzar al Psoe por la izquierda y por la derecha respectivamente.
Lo dicho, Herzog y Garzón, triunfaron ayer noche.