Nada es intocable cuando la troika exige y castiga. Los chipriotas saben desde el sábado que no pueden sacar su dinero y que, además, por imposición legal, recibirán una mordida del 6.7% si tienen hasta cien mil euros, y de 10% a partir de esa cifra.
Eso fue lo acordado entre su recién nombrado presidente, Nikos Anastasiadis, dicen que amigo de Angela Merkel, y el Eurogrupo. El presidente chipriota es conservador como la Canciller y probablemente la troika no intervino antes para garantizar que fuera él quién ganase las elecciones.
Ocurre sin embargo que el señor Anastasiadis no tiene mayoría en el parlamento y, claro, no consigue los votos necesarios para que el país se haya el harakiri democráticamente. Así que negocian cómo conseguirlo: lo último es rebajar la quita (porqué le llaman así, siendo un robo, por cierto) a la gente con menos ahorros, a cambio de subir la mordida a los más ricos.
La Comisión Europea, con un talante enternecedor, ha dicho esta mañana que no importa cómo reúnan los chipriotas el dinero mientras la cifra final sea la misma. En el tira y afloja, ha trascendido que el que no quiso dejar fuera de la confiscación a los pequeños ahorradores fue su propio presidente. Probablemente no eran el grueso de sus votantes.