Puesto en cifras, eso significa según cálculos de los inspectores fiscales, que las arcas del Estado pierden cada año 42 mil millones de euros. Si pudiera recaudarse esa bolsa de fraude no solo acabarían los problemas económicos del Estado sino que los asalariados asfixiados por unas tasas impositivas insoportables podrían ver rebajados sustancialmente los tipos tributarios que pagan.
Reclaman los técnicos de Hacienda una reorganización de la Agencia Estatal Tributaria de modo que se dediquen más recursos a perseguir el fraude de fortunas, multinacionales y grandes compañías en lugar de concentrar el 80% de las inspecciones a lo más fácil, o sea, autónomos, pymes y asalariados.
Lo de que pague más quién más tiene es en España más que nunca un eslogan falso.