Hace tres años que ardió la catedral de Notre Dame mientras se realizaban trabajos de rehabilitación de las cubiertas. Lo que en su momento tan solo eran labores de conservación del edificio, uno de los polos turísticos de París, se ha convertido en un importante trabajo de reconstrucción, que ha generado debates sobre cómo se debe afrontar. ¿Cómo era la Notre Dame que vimos derrumbarse en directo?
Notre Dame, la catedral insignia del arte gótico francés
Notre Dame es una de las primeras catedrales góticas del mundo, y una de las más importantes. Aunque en España tenemos catedrales góticas más grandes, como las de Toledo o Sevilla, la configuración espacial del gótico francés hace que el interior se perciba de un modo mucho más claro. En las catedrales españolas el coro está en el centro de la nave central, y esto impide que se vea una perspectiva tan limpia como la que se produce en Notre Dame, o en otras catedrales góticas europeas.
Viollet Le Duc, uno de los primeros teóricos de la restauración de los edificios medievales, quiso realzar la importancia de la catedral liberándola de todas las construcciones que tenía alrededor y creó un entorno alrededor que permitiera contemplarla. En esto se adelantó a muchas intervenciones que en el siglo XX intervinieron sobre el entorno de las grandes catedrales europeas y que en muchos casos las descontextualizaban, ya que había partes de los edificios que habían sido concebidos para ser vistos.
Sin embargo no tuvieron en cuenta el fuego, ya que el armazón de madera ardió al completo sin nada que lo parara. Cuando observamos un incendio así no nos imaginamos las consecuencias que tiene para el edificio su extinción y la dificultad de los trabajos para retirar todos los restos.
La catedral, en llamas
El andamio que servía para los trabajos de rehabilitación quedó destrozado en parte, pero gracias a él el derrumbe de los tramos de bóveda bajo el crucero no arrastró consigo al resto de la estructura. Sin embargo éste quedó tan retorcido por el fuego que en algunos casos se encastró en la piedra.
Asimismo hubo otros factores que dificultaron las labores de extinción y de restauración, como la contaminación por plomo, ya que todo el recubrimiento de las cubiertas y la aguja era de este material. Parte de él se fundió, pero otra quedó en forma de polvo sobre toda la superficie del interior de la catedral, y los trabajos se tenían que hacer con mucha precaución para que no afectara a los operarios.
Para extinguir el fuego hubo que tener mucho cuidado para que el peso del agua no hiciera que las bóvedas se vinieran abajo, al mismo tiempo que había que intentar que la temperatura no provocara que las vidrieras estallaran por el calor.
La reconstrucción del templo
Para reconstruir el armazón de la cubierta se optó por volver a utilizar madera, a diferencia de lo que ha sucedido en la restauración de muchas catedrales e iglesias en las que se decidió instaurar estructuras metálicas para evitar incendios, como en León, tras el que afectó a su cubierta en 1966.
Una de las primeras preguntas que se hicieron tras el incendio fue cómo se iba a reconstruir la cubierta y si se repondría la aguja, debate que parece estar resuelto. Dado que se había conseguido salvar el edificio en su mayor parte, las autoridades francesas afirmaron que se iba a invertir lo necesario para que de un modo u otro se conservara la catedral.
Por este motivo surgieron un montón de propuestas, y noticias sobre concursos para elegir a los arquitectos que iban a proyectar la rehabilitación. Muchas de ellas eran herramientas de promoción de estudios de arquitectura, o de diseñadores que poco podían aportar a una intervención en un edificio tan importante.