En el Gabinete nos planteamos el derecho a morir dignamente y a ayudar a pasar lo mejor posible el tránsito. Lo hacemos a tras la publicación de un artículo de Rosa Montero que cuenta cómo un médico y otro miembro de una asociación dedicada a los cuidados paliativos para enfermos terminales están siendo acusados de ayudar al suicidio. Nos preguntamos si hay una confusión entre el suicidio, la eutanasia y la sedación paliativa, y quién debe regular la situación de los enfermos terminales, si la familia, los médicos o la Iglesia. ¿Qué consecuencias tienen este tipo de sentencias en el sufrimiento de los enfermos terminales?