"Este tipo de comportamientos para destruir la reputación de otra personas, prende en la sociedad y la política”, afirma Rosa. También explica cómo "este tipo de actitudes son propias de cobardes, pero la sociedad española consume este tipo de rumores”. Además destaca que "debemos distinguir la verdad aunque haga daño y otra la mentira".
Juan señala que "la vida privada de un cargo público sí interesa, en el caso de que esta persona sea mafioso". También recuerda algunos de los rumores más destacados en la política, y cómo en algunos de estos casos "se exageró mucho la información".
Por último, Manuel explica que "si circula un rumor, es que algo hay, y algo fundamental es que exista un público predispuesto a recibir un rumor". También señala que este tipo de acciones son "despreciables y poco éticos", aunque "existe una tendencia del ser humano de saber y conocer la vida de los demás".