Todo comenzó en los años 50 cuando el laboratorio alemán, Grünenthal, empezó a producir y comercializar la talidomida, un medicamento que se tomaban las embarazadas para evitar las náuseas, sin saber, que producían malformaciones y muertes.
A día de hoy las víctimas por este fármaco siguen luchando para hacer justicia, pero la última resolución del Tribunal Supremo ha rechazado todo tipo de indemnización y Grünenthal ha salido ganando.
Según Pilar Rahola, "cuando la justicia no es justa, no es justicia. Las víctimas tienen toda la razón, y se la quitan"
Lucía Etxebarría: "En España, todos los temas que incomodan se alargan eternamente en los tribunales de forma que prescriban"
Por otra parte, María José Tarancón considera que "las leyes están, y están bien. El problema es quién está detrás de la ley. El Estado debe tutelar este extremo".