Pilar Rahola opina que "no podemos emitir más el mensaje de que un cargo público puede utilizarse para enriquecerse", pero reconoce que el asunto le da mucha pena por Gustavo de Arístegui.
Melchor Miralles dice que "el caso Arístegui-Gómez de la Serna no hay por dónde pillarlo". Cree que sus explicaciones lo han empeorado. También declara que "un embajador no puede ser comisionista privado, porque ya le entra en el sueldo público serlo".
Noelia Adánez afirma que "cualquiera que haya tratado con diplomáticos sabe que su estilo de vida está muy alejado del normal".