Los insultos se han extendido rápidamente por la sociedad y tienen una connotación muy negativa. El objetivo de estos es denigrar, sin embargo, deben hacerse de forma artística. El problema es que en la actualidad, los insultos están cogiendo un tono "muy bajuno". Por ello, no basta con decir solo "cabrón", ya que se puede usar, por ejemplo, la ironía. ¿Pueden ser estos considerados un arte? ¿Cómo es posible? Lo analizamos junto a Juan Manuel de Prada, Elisa Beni y Fernando Iwasaki.
Beni explica que el insulto debe ser "agudo y preciso". Además, pone como ejemplo la antigua Roma, donde los insultos empezaron a popularizarse, lo que dio lugar al "principio del fin" de este imperio.
Por su parte, Iwasaki indica que en español hay una bibliografía muy extensa sobre los insultos. Sin embargo, lo que permite a un insulto que sea prestigioso es su destinatario, es decir, "si se hace contra una persona débil y sin poder ya no es arte, sino abuso".