Manuel Delgado cree que "hay una influencia budista o mahoísta" en el concepto de incluir la felicidad en la agenda política y "hay una responsbalidad por parte de cualquier gobierno de sentar las bases que hagan posible esa felicidad". En cuanto a la felicidad como concepto, Manuel asegura que "nunca hay bastante felicidad" y que "nadie puede ser individualmente feliz, puesto que la felicidad es siempre social".
Elisa Beni, por el contrario, cree que "la felicidad es un estado del espíritu y, por tanto, es un estado individual"; "un estado fluctuante que nos produce la frustración de que no podemos mantenerlo siempre". Además, "vivimos en una sociedad en la que nos han dicho que nuestro objetivo en la vida es ser felices".
Jorge Wagensberg también opina que "la felicidad es puntual siempre" y que "es una palabra, desgraciadamente vacía, que se contrapone a la incertidumbre que nos rodea". Añade el concepto de incertidumbre a la definición de felicidad y explica que "intentamos tener la dosis de incertidumbre necesaria para vivir, ni mucho ni poco".