Reflexionamos en el Gabinete con Juan Adriansens, Pilar Rahola, Javier Sardá sobre cómo afecta el frío y el calor a las acciones y las percepciones de los individuos y de los grupos sociales. Nos preguntamos si el clima puede afectar al desarrollo y al progreso de las sociedades humanas o si ese determinismo ambiental está totalmente superado.
Juan Adriansens tira de historia y nos cuenta que "hasta el siglo XIX, las civilizaciones han sido civilizaciones del calor, Egipto, Siria, Babilonia, Grecia, Roma. Y además, los grandes viajeros árabes del siglo X, los relatos que hacen de cunado subían al mundo franco, son espeluznantes. A partir del s. XVI la mente se libera y los países fríos se vuelven protestantes. Los países nórdicos son ricos por el protestantismo y segundo, porque el clima agradable hace que la gente se distraiga, como en España, Italia, sur de Francia… En los fríos no tienen más remedio que protegerse del frío, y se pasaba el tiempo era rezando o pensando".
Pilar Rahola afirma que "el calor crea indolencia, pero no todo es verdad. Cuando no estábamos desarrollados tecnológicamente, allí donde había calor fluían ideas y pensamientos porque no tenían que dedicarse a sobrevivir. En el momento en que la inclemencia del tiempo va directo a la piel, donde se vive mejor hay más capacidad que donde se tiene que sobrevivir. Cuando pasamos a una civilización tecnológica con ahora, los que tienen resuelto el bienestar, les permite dedicarse a pensar".
Javier Sardá nos cuenta que "el frio también es un negocio, aunque hasta cierto punto, por el gasto de recursos. Un invierno como el del año pasado en EEUU, fue bien hasta un punto, que fue perjudicial".