Europa está perdiendo población, también aquella que está en edad de trabajar, lo que se traduce en una reducción de mano de obra que hace necesaria la búsqueda más allá de nuestras fronteras, ya que se prevee que será un problema que se extenderá en el tiempo.
Para evitarlo, la Comisión Europea, está desarrollando un borrador con el que se tratará de aligerar la burocracia para que la solicitud de permisos de trabajo sea mucho más rápida que hasta ahora.
Esta realidad contrasta con el discurso ultraderechista que va avanzando en muchos países y que muestra un rechazo completo a la inmigración por considerar que quita trabajo a la población "local". Sin embargo, la realidad es que los datos evidencian que nos faltan trabajadores en muchos sectores, hasta tal punto que la productividad y el desarrollo de varios países europeos está en juego.
Faltan fontaneros, albañiles, conductores de camión, mecánicos, programadores, informáticos, ingenieros civiles, enfermeros, asistentes sanitarios, médicos especialistas y así hasta profesionales de 28 actividades que emplean a 27 millones de personas en toda la UE.
Los países en los que la situación es peor son Francia, Bélgica, Alemania, Hungría, Holanda, Irlanda, entre otros, y, si esto no cambia, Europa va a seguir perdiendo población, lo que evidencia que nos enfrentamos a retos cruciales que no vamos a poder abordar si no importamos mano de obra.