A finales del pasado año conocíamos la decisión de Alfonso Fernández Mañueco, presidente de la Junta de Castilla y León de adelantar las elecciones con el objetivo de reforzar su mayoría. Casi dos meses después, ni los mejores pronósticos le dan una mayoría absoluta y le obligan directamente a tener que pactar con la ultraderecha para seguir gobernando.
Esta maniobra podría costarle y mucho al partido que lidera Pablo Casado, ya que todo apunta a que necesariamente deberá cambiar a Ciudadanos por Vox para que le salgan los números. Este nuevo escenario, mucho más incierto, le condicionará cada paso que se dé en la región si es que eso finalmente ocurre.
A tan solo unas horas de que comience la jornada de reflexión todos los líderes de los partidos se encuentran repartidos por las provincias de la comunidad autónoma. Pablo Casado en Zamora, Yolanda Díaz en Valladolid, Pedro Sánchez y Zapatero en Burgos y Rajoy y Abascal en León.
En el último debate de la campaña los representantes de Ciudadanos y el PSOE han manifestado su negativa a mantener cualquier tipo de contacto con Vox, y han instado a Mañueco a hacer lo mismo y desmarcarse completamente de la formación de Juan García-Gallardo.