A diferencia del mundo anglosajón, donde existe el término whistleblower, el que sopla el silbato, el que alerta, en español el concepto tiene asociada una carga peyorativa: chivatos, soplones,delatores…
¿Por qué no existe ya una ley en España que proteja a esos denunciantes? ¿Tan incómodos son al poder esas personas que, sea cual sea su motivación, favorecen el descubrimiento de prácticas corruptas? Hablamos de los confidentes en el Gabinete con Estefanía Molina, Fernando Iwasaki y Juan Manuel de Prada.