Reflexionamos sobre la gerontocracia, y la relevancia que damos a la edad de los líderes. La semana pasada, quién fue la primera ministra más joven del mundo, Jacinda Ardern, dijo que dimitía porque se había quedado sin fuerzas.
Todos entendemos que llevar las riendas de un país requiere capacidad y energía.
¿Un liderazgo con artrosis, pongamos, es peor? ¿Importa a los votantes? ¿La inexperiencia de los jóvenes asusta o aporta futuro? ¿Qué supone gobernar cuando alguien está en la recta final de su vida en comparación con quién tiene más de la mitad de la suya por delante? Los jubilados ingleses, recuerden, son los que votaron a favor del brexit para disgusto de la mayoría de jóvenes que son los que sufrirán muchos años esa decisión.