El periodista Carmelo Machín ha pasado 40 días ingresado en el hospital al borde de la muerte tras infectarse con coronavirus. Incluso ahora, que ya ha sido dado de alta, las graves secuelas derivadas de la enfermedad permanecen, pues sus pulmones no producen la cantidad necesaria de oxígeno y debe ir a todas partes con un carrito que le ayuda a respirar.
Asegura que, a pesar de estar mejorando mucho, los médicos no se atreven a asegurarle si quedará libre de secuelas, ya que "este maldito virus les está dando sorpresas muy desagradables y quieren ser cautos".
Reconoce que lo peor de la enfermedad es el tiempo que pasas solo en la cama sin poder moverte y necesitando ayuda humana para cualquier tarea, incluso las más íntimas: "Hay momentos duros porque no pegas ojo en toda la noche y te pones vídeos de música relajante o, en mi caso, leía periódicos a las dos de la madrugada para matar el tiempo hasta que llegase el amanecer".
Sobre la relajación en la gente que se está viendo tras el final del estado de alarma, Carmelo advierte de que no se debe jugar con el coronavirus porque "es un juego en el que nadie gana y se puede perder mucho al contagiar a las personas cercanas".
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