Han pasado 5 meses desde que Joaquín Beltrán y Alberto Sololuze quedaran sepultados bajo una masa de residuos del vertedero de Zaldíbar. Casi medio año después, la familia y miembros de la plataforma vecinal exigen responsabilidades políticas por la mala gestión previa de esta planta de residuos de la empresa Verter Recycling 2002 S.L. y los meses de trabajo que se siguen acumulando sin tener noticia de los cuerpos de las víctimas.
Agustín Larrea, geólogo experto en geotermia y conocedor de este terreno, ha destacado en una entrevista concedida en Julia en la Onda que "lo primero que se debe tener en cuenta es la seguridad", ya que lo que "no puede pasar es que esa desgracia se acumule haciendo trabajos sin un criterio técnico". Así mismo, también hay que tener en cuenta "la magnitud de los números": los 400.000 metros cúbicos que se ha podido desplazar el terreno supondrían "una hilera de camiones que iría desde Zaldíbar hasta Madrid".
"Los trabajos tienen que ser necesariamente muy lentos", explica Larrea, dado que la zona que se ha caído "está muy blanda" y "cualquier acción de búsqueda siempre va a implicar una excavación". Otro de los factores que se debe tener en cuenta, es que la zona de arriba, que no se ha desprendido, ha pasado a tener un talud "más vertical", y si esto sucede "se le añade más volumen al terreno". A esto se le suma que los materiales que se depositan en el vertedero de Zaldívar tienen "unas características geotécnicas muy diversas" - puede haber tanto escorias (arena de la playa) como lodos (un material muy líquido) - y que noviembre de 2019 fue el mes "más lluvioso desde que existen registros pluviométicos" y "el agua siempre es un elemento que afecta a la estabilidad".
El experto en geotermia ha comentado que saber dónde están los cuerpos es una tarea muy difícil, ya que teniendo en cuenta la extensión del terreno "es como almacenar 400.000 canicas, siendo dos de ellas los cuerpos".