El caos en el transporte marítimo está provocando problemas en el comercio mundial y es que, los puertos españoles operan con normalidad pero sí perciben la falta de contenedores y el aumento de los precios globales que tensan las cadenas de suministro.
Hablamos con Jordi Espín, el secretario General de la Asociación española de empresas cargadoras (TRANSPRIME), quien ha asegurado que hay dos factores que han provocado esta crisis: la pandemia y la concentración de los servicios marítimos.
"La pandemia provocó un desajuste entre lo que era la oferta y la demanda. Se anticipó una crisis profunda, pero no un incremento de demanda desmesurado como el que ha habido. A esto se le suma que hay puertos muy saturados de barcos esperando para descargar", ha asegurado Espín.
Por ejemplo, en EEUU, han tenido un incremento de demanda y de operaciones de alrededor de un 30% . "Esto, de un día para otro, no se puede absorber. Hay alrededor de entre 15 y 20 barcos esperando en los puertos de EEUU y esto significa colapso", ha puntualizado Jordi, quien ha afirmado que, en Europa no hay congestión portuaria pero hay contenedores donde no se necesitan y donde hay demanda no hay contenedores.
Según el secretario: "Si pedimos un contenedor para cargar algo van a tardar entre cuatro y seis semanas en traerlo y otras tres y cuatro más en cargarse. En total unas 8 semanas para que salga la mercancía. A eso se le añade la duración del viaje".
Jordi Espín ha informado de que la Comisión Europea ha regulado que las navieras se alíen y creen unos oligopolios que concentren la oferta. Esto hace que haya poca oferta y poca demanda por lo que, llega un punto en el que hay menos frecuencia de barcos. Además, la CE considera que de las diez mejores navieras del mundo, las primeras cinco son europeas. "Se ha generado una legislación que las protege aunque genera unos intereses lesivos para los fabricantes", ha denunciado.
Las tres grandes alianzas marítimas
Hay tres grandes alianzas marítimas que controlan el 75% del 90% de transporte mundial marítimo. "Es donde reside el gran problema. Las navieras escogen a sus clientes en función de lo que pueden pagar. Hace dos años, un transporte marítimo de Asia a Europa costaba 1500 dólares. Hace un año costaba 2.500 y ahora cuesta15.000. Por tanto, las navieras escogen a sus mercancías y a sus clientes y escogen el cargador ideal. Las navieras han cambiado el modelos y los fabricantes tienen que pelear para poner su producto en el barco", ha concluido Espín.