María Magdalena es la mujer que más veces se nombra en los Evangelios Canónicos, incluso por encima de la Virgen María, madre de Jesús. Se la ha dibujado de muchas formas, ya sea como prostituta, penitente, discípula aventajada de Jesucristo o su compañera. Sin embargo en el libro 'El evangelio según María Magdalena', la escritora Cristina Fallarás nos da una visión muy diferente de este personaje femenino tan importante en la historia y la cultura.
Fallarás explica que la Iglesia Católica, en el año 591, convirtió a María Magdalena en prostituta, algo que "jamás" aparece en la Biblia, y que tuvo que ser el Papa Francisco quien cambió su definición de ella como "la apóstol por encima de los apóstoles".
Sobre por qué se cambió la mirada que se tenía de ella, la escritora cuenta que fue a raíz de tres motivos: el primero, que salió en los papeles del Mar Muerto y comenzó a aparecer en evangelios que no eran los Canónicos; segundo, porque el papel de la mujer actualmente es otro; y tercero, porque hay que pensar por qué se la considera como una prostituta.
Las tres principales mujeres de la Biblia están sexualizadas
La escritora asegura que en la Biblia, hay tres mujeres que son pilares fundamentales: Eva, la Virgen María y María Magdalena, y que las tres están sexualizadas. Eva, porque eran "tan mala y tenía tal necesidad sexual" que le da la manzana a Adán, lo que la convierte en la representación de la culpa y del deseo sexual exacerbado.
La Virgen María, que a pesar de ser virgen, da a luz: "Si la Virgen es modelo y la mujer no es virgen, somos lo contrario del modelo. Además, necesitamos el coito para dar a luz. Nuevamente, vuelta a la sexualización y a la culpa de la sexualización". En tercer lugar, se encontraría María Magdalena, que "tenía que ser la prostituta, claro".
¿Por qué fue tan revolucionario que Jesús sentara a las mujeres en su mesa?
Fallarás asegura que la Iglesia Católica cambió la imagen de María Magdalena porque estaba prohibido que fueran tratadas por igual: "La interpretación de la Iglesia Católica es perversa porque lo que hizo Jesucristo en los Evangelios Canónicos fueron dos cosas muy criticadas: que trabajara en sábado y que sentase a las mujeres a su mesa".
En ese sentido, asegura que la tradición católica ha terminado convirtiendo a "todas las mujeres" que acompañaban a Jesucristo en "prostitutas" y que no podía sentarlas a su mesa como lo hacía con cualquier otro.
"Los Evangelios Canónicos se convirtieron en otra cosa radicalmente opuesta por culpa de las cartas de Pablo de Tarso, pero sobre todo, por culpa de unos hombres que desde entonces hasta hoy mismo deciden manejar el cuerpo de las mujeres y mandarlo al ámbito privado, donde tienen que criar, parir y ocuparse del alimento, es decir, no participar en lo público", afirma.
Cómo han sido las reacciones al libro
La escritora asegura que ha recibido miles de insultos, pero también algún abrazo, y que, en general, la reacción al libro fue "brutal". Explica que ella quería narrar la historia no desde el odio, sino desde un punto de vista "profundamente respetuoso y cuya base fuera el amor", pero que hay gente que no lo ve así.
"Yo me he convertido en un personaje ligeramente grotesco y muy radical. No entienden que mi feminismo tiene que ser muy radical porque así tiene que ser todo feminismo. En este caso, mi feminismo es mi lucha contra la Iglesia Católica, que también es muy radical por su lucha contra el cuerpo de la mujer", afirma.
Por último, considera "molestas" las nuevas versiones que intentan sacar de María Magdalena reduciendo su papel a dos roles: o amante de Jesucristo o la madre de sus hijos, ambos sacándola del papel de prostituta para redimirla: "¡Qué machista! Que para tener que volver a mirar a la cara a una mujer tan importante en nuestra historia y cultura, haya que ponerla o de amante o de madre".