El escritor Eduardo Mendoza reconoce que la historia sagrada tiene un peso "muy grande" en su libro porque de niño la Biblia le influyó "tremendamente". Así, apoya que se debe enseñar en las escuelas porque si no "hay un vacío muy grande en la formación de las personas", aunque no quiere decir "que haya que creerlos".
"La religión es necesaria para afrontar la angustia existencial", expone, a la vez que confiesa que cuando abandonó el catolicismo "no fue fácil" porque "no es fácil andar sin la mano de alguien".
Asimismo, comenta que hay normas de la religión que son imposiciones "muy sensatas" y otras "muy absurdas, pero igualmente fundamentales". "Si alguna religión tiene una carga de normas y restricciones tremendas es la que sale de la Biblia", destaca.
Respecto al papel de la mujer en la religión, remarca que "no podemos juzgar las religiones antiguas con ojos actuales", aunque "no quiere decir que las cosas hayan cambiado radicalmente".
Eduardo Mendoza incide en que quería hacer ver que esos mitos de la religión "formaban la imaginación" y convertía a la sociedad "en personas pensantes e imaginantes".
Por último, habla de los 10 Mandamientos, "que resumen muy bien las cosas", y de las novelas fantásticas, que "cumplen la necesidad de tener un relato que no es simplemente humano".