La inteligencia artificial (IA) ha estado muy presente en el sector audiovisual en las últimas décadas, sobre todo en la ciencia ficción. Películas como Matrix, Terminator o Minority Report, son algunos ejemplos.
En Julia en la onda, hablamos hoy de un aspecto relacionado con el cine y la automatización de los trabajos, en este caso, de los de traducción, tanto para el doblaje como para los subtítulos.
El trabajo de los traductores
Paula Mariani, traductora audiovisual y fundadora de la Asociación de Traducción y Adaptación Audiovisual de España (ATRAE) e Iris Permuy, presidenta de la Asociación ATRAE, indican que la influencia de la IA en sus trabajos es algo para analizar.
"En el caso de las traducciones con inteligencia artificial muchos factores no se tienen en cuenta", ha señalado Permuy.
Hay una diferencia, explican, entre traducir para el doblaje donde "hay que intentar que las palabras parezca que las está diciendo el personaje en otro idioma", y el subtítulo, que lo que hace es "condensar el mensaje y hacer que se entienda".
El valor que aporta un profesional nada tiene que ver con la automatización de estos trabajos. "La traducción automática solo tiene en cuenta el guion, no la imagen", señala Permuy, por lo que hay aspectos gramaticales en otros idiomas que dificultan el entendimiento cuando se ponen algunas palabras en diferentes géneros a los que corresponde el fotograma.
Además, hay que tener en cuenta el aspecto creativo, como ha explicado Mariani, "no traduces palabra por palabra, buscas cuál es la intención y que en español suene natural y refleje lo mismo".
Hay que "educar" a las máquinas
La inteligencia artificial que se emplea, tal y como indica Permuy, se basa en el trabajo de los profesionales, "pero las máquinas no tienen un espíritu crítico, ni captan los tonos".
Esta pérdida de la intención ya ocurrió en series tan conocidas como "El juego de calamar", donde se tuvieron que hacer algunas correcciones una vez ya estrenada.
Mariani aclara que no están "en contra de la tecnología, sino de cómo se usa", y es que hay empresas que utilizan la traducción automática y contratan en lugar de traductores, a editores que corrijan lo que ha hecho la máquina.
"Se está priorizando la urgencia, aunque sea a costa de la mediocridad", ha concluido Permuy.