Según nos explica el médico pediatra Gonzalo Oñoro, la temperatura periférica que se debe considerar normal antes de saltar las alarmas oscila entre los 34.5ºC y los 37.3ºC, aunque insiste en que la temperatura que realmente importa a los médicos es aquella que no podemos medir con los aparatos que utilizamos comúnmente.
Se trata de la temperatura central y es aquella a la que se encuentran nuestros órganos. En este caso, la temperatura a la que los órganos de nuestro cuerpo funcionan correctamente oscila entre los 36.5ºC y los 37ªC.
Además, argumenta que existe una correlación entre la temperatura central y la periférica, aunque "todavía no está muy definida" si hablamos de los termómetros de infrarrojos, pues "fallan más que los termómetros digitales de axila". Por eso, recomienda a padres y profesores que midan la temperatura de los niños con un termómetro digital.
Por último, asegura que no existe relación alguna entre la temperatura corporal, el metabolismo o lo delgada que esté una persona.