Viajamos a la Estación Central de Nueva York, concretamente al 'Oyster Bar', un restaurante ubicado dentro de la estación que Marcelo Hernández regenta desde hace décadas. Durante los 55 años que permaneció allí, nunca cogió una baja, más allá de los siete días que se tomaba cada seis meses para descansar.
A los 78 años de edad que tiene ahora y ya jubilado, Hernández nos confiesa que, de haber sido por él, hubiera seguido trabajando acorde a "una cultura norteamericana que te obliga a trabajar hasta desfallecer, en un trabajo que, por otra parte, a mí me encantaba".
De esos años, en los que también hubo momentos malos, el empresario destaca que aprendió a reconocerse a sí mismo como "un buen trabajador", algo que, reconoce, le llena de orgullo.
Algo le vio el periodista y escritor español Javier Fesser cuando, pensando en su próxima novela decidió que sería su protagonista y guía turístico de la ciudad, y el único capaz de desvelarle el motivo por el que las alcantarillas desprenden humo.
Después de enseñarle su particular sándwich de ostras fritas y el lugar del que proviene y regresar varias veces, Fesser se aventuró a escribir la historia de Marcelo que, de alguna forma también era la de la inmigración hispana en Nueva York. El periodista confiesa que al principio "fue duro convencerle", pero que al ver que la propuesta iba en serio se pusieron manos a la obra.
Indagando más sobre su vida descubrió que estaba ante "una persona especial", que cuando entras a su bar "parece que te lleva esperando toda la vida". Esa generosidad que se traducía en una capacidad infinita para darle una palabra de cariño a todo aquel que pasara por allí culminó en 'Marcelo', un libro que ya está disponible para todo aquel que quiera conocer su historia.