En el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, hablamos con la psicóloga de la Asociación Acción Social por la Igualdad, Rocío Romero, y con la informadora del Centro Municipal de Información a la Mujer de la Mancomunidad del Condado de Huelva, Herminia Lobato.
Y es que, Huelva tiene la segunda tasa de violencia machista más alta de España: 27,7 mujeres de cada 10.000 son víctimas, eso es diez puntos por encima de la media española. Según Lobato, esto se debe a la transmisión de roles: "Hay una transmisión tradicional de los roles todavía muy grande en nuestra provincia y eso, especialmente, ocurre en las zonas rurales, donde incluso el mundo del afecto y el mundo de los cuidados sigue quedando relegado por completo a las chicas, quienes incluso dejan sus carreras profesionales y sus estudios".
El grueso de las denuncias que se han producido en Huelva, fueron interpuestas por las víctimas, pero el 10% se produjeron por una intervención policial. "Hay que tener la valentía de denunciar porque nadie lo puede hacer por ti", ha dicho Carmen Juan, porque tal y como ha apuntado Herminia, "la Justicia todavía le da el mayor peso al testimonio de la víctima, más que al entorno, con lo cual aunque denuncies como familiar, si ella no va a seguir adelante con su testimonio, la causa se queda ahí y muchas no están preparadas para ello".
Por su parte, la psicóloga Rocío Romero, es quien se encarga de atender a los hijos y a las hijas de las víctimas, mediante un programa pionero encabezado por el Instituto Andaluz de la Mujer: "Acompañarlos en este proceso para mí es un trabajo muy gratificante. Nos centramos en las mujeres, pero hay que mirar a los ojos a esos niños y a esas niñas que tienen secuelas muy duras porque están inmersos en la violencia de sus casas. Cuando se denuncia, la violencia continúa a través de los regímenes de visita. Por eso es importante que estemos ahí, que los escuchemos y que les demos voz, porque hace falta".
Además, Romero ha asumido que sigue habiendo cierta tolerancia a la violencia de género: "Si seguimos en el siglo XXI viviendo esto, es porque la sociedad la legítima".
Lobato ha añadido que, estamos normalizando muchas conductas porque la base de la violencia es el patriarcado y el machismo, algo que está calando de forma sutil. "Es algo muy sibilino que nos llega a todos y a todas y eso es lo que nos cuesta derrotar porque el maltrato no es solo la violencia física. Son las humillaciones, el control, esa desvalorización de la mujer, los micromachismos, y los mensajes que van destruyendo nuestra identidad y nuestra persona. El maltrato es como una tela de araña que te va atrapando pero se puede salir. Es necesario más recursos y tratamiento psicológico porque para dar ese paso, la mujer tiene que estar fuerte", ha defendido la informadora del Centro Municipal de Información a la Mujer de la Mancomunidad del Condado de Huelva.
La violencia de género en los adolescentes
El 6,5% de los adolescentes ha sufrido violencia sexual de sus parejas o exparejas según la Macroencuesta de Violencia Contra la Mujer de 2019. Mientras, el 6,2% ha sido víctima de violencia física, el 16,7% de violencia emocional y el 24, 9% ha padecido violencia psicológica o de control.
A su vez, uno de cada cinco adolescentes y jóvenes varones (entre los 15 y los 29 años) cree que la violencia de género no existe y que es solo un "invento ideológico", según se recoge el Barómetro Juventud y Género 2021, realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD.
"La violencia de género en las adolescentes está siendo mucho más brutal que incluso en las mujeres de mayor edad. Incluso el ciclo de la violencia se da mucho más rápido. Existe una violencia invisible de la que no tenemos conciencia. La gente joven ha normalizado comportamientos como una muestra de amor o como parte de juego de relación y esa violencia pasa desapercibida, ellas no pueden identificarla y eso es un gran problema", ha advertido Herminia.
Rocío ha insistido en que "hay que trabajar las relaciones de buen trato y enseñarles a los jóvenes nuevos modelos de masculinidad. Hay que desmitificar el amor romántico porque nos han enseñado que el amor duele, que el amor es sufrir... Por lo que les tenemos que dar nuevas herramientas. El amor es libertad, complicidad, crecer, sentir y vivir. No se necesita a nadie como complemento, sino a alguien que te sume, no que te reste", ha concluido.