El vacío, tal como el existencial, es un tema filosófico que está a la orden del día, pero también es una variante científica sobre la que ha escrito el doctor en ciencias físicas y profesor de investigación en el CSIC, José Ángel Martín Gago en su libro "El vacío: un libro a propósito de la nada".
La dificultad de definir "algo que no existe"
Según reconoce, "hablar de la nada es un problema que es similar al que tiene la historia al hablar del vacío porque es difícil definir algo que no existe". Se trata de un debate que ha estado presente en la historia de la humanidad desde los pensadores griegos, y han sido muchas las personas que han tratado de resolver este enigma, o, por lo menos, de definirlo.
Las definiciones más próximas afirman que el vacío se trata de "un espacio carente de materia", que a su misma vez plantea si es posible que haya algo "si no hay materia". Para Martín Gago "ese ha sido el gran debate que me impulsó a escribir el libro".
La importancia de la divulgación
Además de investigador en el CSIC, José Ángel también es divulgador científico y escritor, tratando de acercar estos mensajes tan aparentemente complejos sobre el funcionamiento del mundo a través de la ciencia y de las grandes cuestiones de la historia de la humanidad, lo que para él es "muy importante".
Preguntándole sobre su propia definición de vacío, Martín Gago asegura que "está muy relacionado con el gas que tenemos alrededor" y que apunta a la "reducción de moléculas, siempre menos que las que hay alrededor, que producen situaciones de vacío". Para poder estudiarlo, se utilizan equipos de vacío en los que se han retirado estas moléculas y que se cierran para evitar que entren a través de varios métodos.
Las situaciones de vacío
Según Martín Gago, una de las formas más naturales de conseguir contacto con el vacío es subirse a una montaña, en la que la ausencia de estas moléculas producen una densidad menor, y de ahí que "parezca que pesamos menos".
Sin embargo, en nuestro día a día podemos encontrar ciertos elementos que simulan esta situación, como las envasadoras de alimentos o, incluso, las bombillas eléctricas, que también funcionan con esta tecnología.