García expone que ser misionero “es una vocación que nace desde el amor" y su esposa, Virginia Cuenca, nos cuenta la próxima misión a la que irán "vamos a la Amazonía brasileña, que es zona indígena y potenciaremos la fe en Jesucristo y colaboraremos según los dones que tenemos cada uno".
Gil afirma que "el ejemplo de los misioneros laicos es un signo de cómo la fe transforma a las personas y gracias a Dios se ha roto la idea de que solo era de religiosos y algún que otro sacerdote".