Imma es de origen catalán. Ramón vive en un pequeño pueblo de Galicia. Ambos se dedican al mundo ganadero y saben las dificultades de la vida en el campo. Tanto Imma como Román se han visto obligados a transportarse en coche a la ciudad y la frase de la veterinaria define a la perfección el sentimiento de los habitantes de la España vaciada: "Nos tienen un poco abandonados".
Imma, además de ser veterinaria, colabora con su hermana, que administra las 30 cabezas de ganado que tiene su familia para producir leche y otros productos lácteos. Su ganadería es una de las supervivientes, ya que por "1992 había alrededor de 4.000 explotaciones ganaderas, mientras que a día de hoy quedan 385 en toda Cataluña"
Para Román , "el pastoreo es un arte" y él un enamorado de su profesión. Su mujer y él empezaron comprando dos vacas, ahora ya tienen 250 cabezas de ganado, con las que pasta siempre que puede. Se trata de un negocio familiar: uno de sus hijos se dedica a la ganadería, el otro es periodista, pero "siempre tendrá un hueco en la granja" por si no le va del todo bien.Ambos reivindican un precio digno de la leche para los ganaderos: "A 32 céntimos el litro de leche no se puede vivir". Además, destacan la dureza de la vida en el campo y la mala situación que atraviesan, ya que algunas granjas llevan 15 o 20 años de pérdidas.