Hace unos días, la diputada del PSOE andaluz, Rosa Aguilar, anunciaba su retirada de la política activa. Aunque ha confesado en múltiples ocasiones su rechazo a que la llamen "animal político", lo cierto es que son muchas las publicaciones en las que se han referido a ella de este modo.
A lo largo de su carrera, la abogada ha estado en cargos que le han permitido contemplar la política desde todos sus ángulos. Durante 10 años fue alcaldesa de Córdoba, fue Consejera de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía, fue ministra de Medio Ambiente durante el gobierno de Zapatero, volvió a su región como Consejera de Cultura con Susana Díaz y ha concluido su trayectoria politíca como parlamentaria por Córdoba.
Sobre su carrera y lo que ha aprendido a lo largo de los años, la ex ministra asegura que "ha tratado de entregarse y mejorar la condición de vida de los ciudadanos generando oportunidades para progesar".
En sus más de 40 años de carrera política, en los que Aguilar ha pasado por multitud de ocupaciones, destaca los años en los que estuvo al frente del ayuntamiento de Córdoba, su ciudad natal, "fueron años intensos, en los que pude establecer relaciones y lazos humanos con personas que luego se convirtieron en amigos", asegura.
Asimismo, reconoce que "fue lo mejor que me pudo pasar" y ha recordado algunas de las conversaciones que mantuvo con gente de la ciudad que se acercó a su despacho en el ayuntamiento para contarle historias personales "en las que trataba de ayudar desde el punto de vista humano".
Ahora ha decidido retirarse del foco, y aunque cuando llegó pensó en "quedarse poco tiempo", reconoce que es importante entender que "hay momentos en los que toca ceder el testigo y dar el relevo a nuevos compañeros", y hacerlo "con normalidad". Sobre el ánimo con el que concluye su carrera, confiesa hacerlo "contenta y feliz, y con la ilusión de retomar espacios que se habían quedado en segundo plano".
En el tiempo que Rosa Aguilar ha ocupado cargos políticos, la forma de entender la política ha cambiado mucho, también la forma de utilizar el lenguaje como reclamo, como la "libertad" de la campaña de Ayuso en Madrid que enfrentaba con socialismo: "es puro marketing y un manoseo al término libertad sin ser consciente de lo que significa".
