El periodista ha organizado 5 expediciones al Everest, 2 en la cara norte, 2 en la cara sur y 1 en el Corredor Hornbein. Ha hecho dos cumbres una en 1992 y otra en 2001. En su libro "Everest 1924: El enigma de Irivine y Mallory" habla de la posibilidad de que fueran Irivine y Mallory los primeros en llegar a la cima del Everest. Las expediciones comparadas con las de hoy, son totalmente diferentes. Nos cuenta que hay una correspondencia de Mallory a su esposa, Ruth donde le cuenta como se salieron del mapa. Hay que destacar que para 1920 en el mundo occidental solo había mediciones a 200 kilómetros por lo que los británicos tuvieron que primero encontrar la montaña. Gracias a ellos se debe los primero mapas del Everest.
Los primeros 20 años desde que se subió por primera vez en el Everest lograron llegar aproximadamente 600 personas, lo que ahora llegan en 1 temporada. Ahora para subir al Everest es completamente diferente.
"Se ha convertido en un parque de atracciones y un negocio corrupto de agencias nepalí.", afirma el periodista.
Desde su punto de vista el Everest ha perdido su magia, ya que ahora depende de lo que pagues tendrás un servicio u otro. Por ejemplo: si pagas 200.000$, un helicóptero puede dejarte en el campamento 2, o si te acompaña un sherpa con oxigeno dependiendo de lo que hayas pagado tendrás una cantidad de oxígeno u otra.
"Esto no tiene nada que ver con el alpinismo"
Al convertirse en un sitio muy turístico nos dice que hay unas colas que parece el Metro de Madrid y que el último campamento del Everest que está a 7950 metros, el collado sur está lleno de basura, de botellas y de tiendas rotas.
"El Everest ya no es la montaña más alta, ni es la montaña esa misteriosa legendaria, perdida en el Tíbet, es simplemente el basurero y el cementerio más alto."