"Si yo me pierdo que me busquen en Andalucía o en Cuba", afirmó en 1930 Federico García Lorca. Y eso es precisamente lo que ha hecho Víctor Amela, seguir los pasos del poeta, los que le llevaron a disfrutar de la isla caribeña tras su famosa estancia en Nueva York. De todo ello nos habla en Julia en la onda.
Amela viajó a Cuba en 2020 en plena crisis sanitaria del Covid-19 para rehacer los pasos de Lorca en una isla en la que el poeta descubrió fiestas, música, amistades, agitación social y disfrute, que contrasta con la estampa "vaciada y congelada" de la pandemia que observó el autor.
Se encontró con el escenario "ideal" para su investigación: ha descubierto a un Lorca vividor, que goza, pero que a su vez se planteaba preguntas con las que Amela considera que consiguió aceptarse como homosexual, alejado del corsé de su madre, su familia y de España.
El autor ha dedicado la novela a la sobrina del poeta, 'Tica', que vive en Madrid y ha visitado recientemente, porque es la única persona viva que ha tenido trato directo con Lorca y, por lo tanto, la única que podría identificar su voz si apareciese una grabación.