La empresa Ferrovial, una de las mayores constructoras de España, está valorando la posibilidad de trasladar su sede a Países Bajos. Tras décadas realizando obra pública en nuestro país, la empresa piensa en cambiar su sede para mejorar su proyección internacional con el objetivo de cotizar próximamente en Estados Unidos.
Esta noticia ha provocado muchísimo revuelo en el mundo de la política en las últimas horas, en las que se han sucedido todo tipo de reacciones. Desde la parte morada del Gobierno acusan a la empresa de querer hacer "dumping fiscal", mientras que el PSOE busca la manera de tomar medidas para evitar el traslado. La oposición, por su parte, no ha tardado en pronunciarse, acusando al Ejecutivo de haber empujado a Ferrovial a irse.
Nuestro especialista económico, Javier Díaz-Jiménez, confiesa que, al conocer la noticia, se ha alegrado porque en España se está generando un clima "agresivo" y "poco amable" con las empresas. "Es una llamada de atención para que cuidemos a nuestras empresas", afirma un Díaz-Jiménez que cree que "las empresas pueden y deben marcharse, optimizar su fiscalidad y buscar un socio obligatorio que más favorezca a sus planes de negocio".
Gonzalo Bernardos, por su parte, recuerda que en unos tiempos en los que los impuestos que pagan las familias están en máximos históricos, los que pagan las empresas no. "Los que han sido poco simpáticos han sido las empresas con los trabajadores", defiende un Bernardos que pregunta a la cúpula de Ferrovial si piensan que "los españoles somos tontos". "Se van porque quieren ganar lo máximo, porque no quieren contribuir para nada al país que les ha hecho grandes", afirma.
"El segundo país donde tiene más actividad Ferrovial es Reino Unido, pero los impuestos en Países Bajos son más bajos. Es una verdadera vergüenza que cada vez más los ciudadanos paguen más y las empresas menos. Los ejecutivos cada vez cobran más y a los ciudadanos que están en esas empresas se les niega cualquier pequeña subida", ha explicado Bernardos.