En la última edición de La Sexta Xplica, el economista y profesor del IESE Javier Díaz-Giménez dio una polémica respuesta a una graduada en Periodismo que denunciaba las dificultades que estaba atravesando para encontrar un trabajo con buenas condiciones laborales: "Has elegido una carrera que no tendrías que haber elegido", afirmó el economista, despertando un gran debate en redes sociales con respecto al tema. En 'Julia en la Onda', Díaz-Giménez ha matizado su posición, junto al economista Gonzalo Bernardos.
La vocación y la empleabilidad
Díaz-Giménez defiende su postura recurriendo a la ley de la oferta y la demanda: hay más periodistas que puestos para cubrir, por lo que las condiciones de empleabilidad de estos son complicadas. Aunque el economista opina que "es un verdadero disparate" elegir la carrera que definirá tu futuro a los 18 años, también opina: "No tener en cuenta la empleabilidad de lo que vayas a estudiar me parece verdaderamente disparatado". El economista se ha puesto como ejemplo a sí mismo, que de joven admiraba a Félix Rodríguez de la Fuente y se sentía atraído por la biología: "Tú sabías que como estudiaras biológicas no ibas a ser biólogo de ninguna manera".
Bernardos está de acuerdo con la postura de su colega, afirmando, también, que existen tanto muchos periodistas como muchos ingenieros que cobran bastante mal. Para Bernardos, la elección de una profesión tiene que ver con encontrar el balance entre "lo pragmático" y "lo idealista". En el caso de los estudiantes de periodismo, Bernardo les achaca más bien un idealismo extremo: "La inmensa mayoría se ven en la televisión presentando un programa en prime time considerando que eso es muy fácil. Esto es un sueño".
Sin embargo, ninguno de los economistas aboga por simplemente escoger un oficio que tenga una gran empleabilidad, sino por ser conscientes de los riesgos y del tipo de vida que puedes llevar al optar por un cierto sector: "Cuando tú eliges ser actor debes ser muy consciente de las posibilidades muy escasas que tienes de llegar a Hollywood", explica Bernardos, que lo tiene claro: "Si te la juegas, te la juegas".
El economista defiende que los jóvenes realicen una elección consciente cuando opten por una carrera, sin tener que renunciar necesariamente a su vocación: "Es lícito que sueñen, pero tiene unos riesgos", explica el profesor de universidad, que afirma también: "Hay una cosa que es fundamental en esta vida: saberse conformar". El economista ha criticado también uno de los principales eslóganes motivacionales: "Si lo deseas mucho, mucho lo conseguirás. Pues no".
¿Un hobby o un empleo?
"Si tienes una vocación y no puedes ganarte la vida con ello, utilízalo como un hobby", opina Bernardos, que coincide con Giménez: "No tienes que ser un pro de lo que te gusta, no tienes que convertir eso en tu forma de vida", afirma el profesor del IESE, que explica que al escoger una profesión hay que ser consecuente con el camino que tomas, pues no existe un pack en el que eliges la profesión que te gusta y ganas lo que quieres.
"Si tienes que priorizar entre ganarte la vida o hacer algo que te guste, yo creo que ganarte la vida es más importante", afirma el profesor : "Todos somos cracks en algo. El problema es que eso no lo detectas, y te pones a hacer algo que te gusta en que eres mediocre", afirma Bernardos, que defiende que cada persona tiene que dedicarse al campo en el que más destaque, sin tener tanto en cuenta sus gustos personales.
"Si te das cuenta que, a pesar de que te esfuerzas mucho, eres mediocre. Cambia. Intenta encontraren lo que seas bueno", aconseja el economista. Ambos profesores están de acuerdo en que lo importante es informar bien a los hijos y a los más jóvenes sobre las ventajas y desventajas de cada profesión, sin tomar las decisiones que ellos mismos tienen que tomar.
¿Los directivos cobran demasiado?
En la sección de Los Economistas, también ha dado tiempo a debatir acerca de las últimas palabras de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, que ha criticado la amplia diferencia entre los sueldos de los grandes directivos y el de los trabajadores. Según ha indicado la ministra, el salario de los directivos de las grandes corporaciones es 164 veces mayor que el salario del trabajador que menos cobra.
Díaz Giménez critica el argumento de Díaz, que emplea un múltiplo para extraer estas conclusiones, pues afirma que habría que calcular la distribución salarial de cada empresa. "A mí me preocupan mucho más los sueldos más bajos de la distribución que los sueldos de arriba, que me dan absolutamente igual", explica Díaz- Giménez.
El economista defiende el modelo actual que se sigue en las empresas, en las que el Consejo de Administración pone los sueldos de los directivos y los refrenda la junta de accionistas. "Si Repsol o Santander quieren tirar su dinero y regalárselo a su CEO, están en su derecho", argumenta Díaz-Giménez, al que le preocupan mucho más las competencias que adquieren los trabajadores durante su formación: "Yo quiero que nadie salga de mi sistema educativo suspendiendo PISA, con fracaso escolar y no empleable"
Bernardos cuestiona la meritocracia
Bernardos, sin embargo, se muestra algo más crítico con este sistema, poniendo en duda los méritos de los eslabones más altos de la cadena: "No llega el más listo, no llega el más inteligente. Llega el que es de mejor familia y tiene mejores relaciones sociales", opina Bernardos, que afirma que muchas escuelas de negocio privadas se han creado para poner en contacto a gente de estas esferas.
En su intervención en JELO, Bernardos ha destacado que muchos miembros de los Consejos de Administración son amigos, compañeros o familiares de los directores, y que actúan muchas veces siguiendo intereses particulares: "Viva la meritocracia, vivan los compañeros de colegio", ha ironizado el economista.
"Yo creo que en este país nadie debería cobrar más de 500.000 euros", opina Bernardos, que afirma que un sueldo mayor de esta cifra no supone un incentivo mucho mayor para ninguna persona. El economista, además, ha criticado que las políticas neoliberales hayan impuesto la idea de que rebajar el salario de los trabajadores ayuda a rebajar la inflación, si bien nunca se plantea rebajar el sueldo de los directivos, a pesar de que la empresa pase por momentos difíciles.