Se trata de un gremio madrugador, obligado a pasar largas estancias fuera de casa y a sufrir penalidades. En muchas ocasiones llegan a puerto con las manos vacías, y los días se les hacen mucho más largos, si es que se puede.
Todo esto es lo que hay detrás del trozo de merluza que nos comemos en cualquier restaurante del país, y el mérito de que llegue a la mesa en las condiciones a las que estamos tan bien acostumbrados es de ellos: los pescadores.
La pesca en España
El sector de la pesca da trabajo a 31.000 personas en todo el país, en una flota de 8.800 barcos en total. Hablamos con Carmen Argudo, una pescadora curtida acostumbrada a pescar en el Mediterráneo, concretamente en el puerto de Gandía, que nos confirma aquel tópico tan conocido de "un mal día en el mar es siempre mejor que cualquier buen día en una oficina".
Tras décadas y décadas saliendo a la mar día tras día, Argudo nos confiesa que ya ha tenido que reducir el ritmo, aunque continúa surcando los mares alicantinos de vez en cuando.
El día a día en la mar
Ángel Fernández, otro pescador más jovencito que surca las aguas del Atlántico en el puerto lucense de Burela, nos confiesa que "hace tan solo un ratito" que había regresado de faenar en el mar gallego. Una vez que llegan a tierra, afirma, "ya tenemos el pescado seleccionado y encajado, y lo que hacemos es depositarlo en la lonja, donde se subasta todo el pescado".
Sobre la pesca de hoy, Fernández nos cuenta que han recogido sargos, congrios y abadejos, y Argudo, pulpo. Sobre esta última especie, Ángel nos cuenta que hubo un tiempo en el que se temió que el pulpo gallego se hubiera terminado, "llevamos unos meses en los que se está pescando bien".