La falta de escuelas o la dificultad de la profesión, que no aparece regulada en ningún epígrafe profesional, hace que la formación sea un asunto complicado. Por lo que las maneras más usuales de dedicarse a ello vienen heredadas de la tradición familiar o de dedicarse casualmente a la ebanistería, de haberse formado comentan que hay muy pocos y para ello están agrupados en una asociación.
Baldiri Borrell es el presidente de la ASETAP ( Asociación Española de Técnicos y Afinadores de Pianos), que tiene estudios superiores de piano y desde pequeño le intrigaba mucho la profesión. Pere Expósito, su vicepresidente, se diplomó en Afinación y Reparación de Pianos en el Institute Français de Facture Instrumentale, ya que en España no se fabrican pianos, y por ello es más complicado aprender la profesión. Para ello la referencia es alemana, donde tienen un sistema dual en el que se entra a trabajar como aprendiz y tienen 3 años de formación complementaria., por lo que para ampliar la formación es necesario salir al extranjero.
En España una de las únicas maneras es aprender en el taller de un afinador, si este lo necesitase y más tarde, recalcan que para crecer en este gremio lo fundamental es el "boca a boca".
Recomiendan que se debería afinar el piano cada año, el teclado, los pedales... y que este cuenta con 220 cuerdas que se pueden ver dañadas según las condiciones ambientales, que alteran la tapa armónica situada encima de las cuerdas. Afinar les lleva de media 1 hora y cuarto o y media y para ello necesitan herramientas tales como una llave de afinar, cuñas con las que separar las cuerdas y aparatos de medición.
Cuentan anécdotas en las que han encontrado debajo de la tapa del instrumento una pistola procedente de la Guerra Civil, pequeñas monedas y billetes que sirven como hucha o un nido de ratones que bloquean las piezas.