El gremio de los electricistas, instaladores o chispas, según se les llame, conforman el grueso de una de los oficios más importantes que existen. Sus profesionales están cualificados para arreglar cualquier tipo de instalación que se precie y solucionar problemas domésticos que serían imposibles de solventar para cualquiera de nosotros. En 'Julia en la Onda', hablamos con tres electricistas sobre los aspectos más destacados de su trabajo.
Toni Sampietro, electricista por vocación y tradición familiar, nos cuenta que inició una ingeniería, y aunque no la acabó, la experiencia de su padre le sirvió para aprender "y estudiar la instalación de todo tipo de ramas". Con esto conocimientos, asegura, 40 años después ha podido seguir viviendo de un oficio con el que, "aunque no te forras, puedes darte algún caprichito de vez en cuando".
Moisés Ballesteros, por su parte, afirma que, aunque su vocación no procede del ámbito familiar, renunció su sueño de ser piloto y decidió hacerse electricista y cursar un grado superior, lo que después le permitió abrir su propia empresa.
Joaquín Santiago, que también reculó y cambió, en su caso, el sueño de lucir un uniforme de bombero por los cables, decidió montar una escuela para formar a futuros profesionales que puedan realizar sus prácticas en empresas, y así atraer a mano de obra "ante la falta de centros de formación y alumnos que quieran aprender el oficio".
