Los taxis son un auténtico icono urbano que dotan de identidad y estilo a las ciudades de las que proceden. Los negros y amarillos de Barcelona, los de franja roja de Madrid, los azules de Málaga y una larga lista que se extiende por toda España. Si sumásemos las historias y anécdotas que han acontecido dentro de los taxis, así como si fueran piezas de un puzzle, se podría componer la historia de una ciudad. Los taxistas suelen ser los primeros que acuden cuando hay alguna desgracia colectiva y siempre están cuando la necesidad les llama, también la solidaridad.
Esta misma mañana se ha anunciado un plan solidario en el que varios taxistas viajarán hasta la frontera de Ucrania con sus países vecinos para traer hasta España a los refugiados que lo necesiten. Y yéndonos un poco más atrás en el tiempo, también los vimos trasladar a personal sanitario y enfermos durante la pandemia, así como durante la campaña de vacunación, Filomena, u otras urgencias como partos.
Pamela, Nuria y José Miguel son tres profesionales del mundo del taxi que, a pesar de no haber atendido nunca uno, sí que han tenido varias urgencias de parto en las que han jugado un papel fundamental para la seguridad de la madre y el bebé. Como ésta, son muchas las historias que tienen para contar de sus días de trabajo, los cuales, en el caso de José Miguel, se agrupan en años después de haber pasado por otras profesiones en las que también era conductor.
Nuria, por su parte, asegura que desde bien pequeña sabía que quería dedicarse a ser taxista, una vocación que surgió gracias a la pareja de su madre: "cuando me recogía había veces que hacía la carrera con él y, como me sentaba delante con él, iba de "bicho" contando las monedas". Aunque al principio la noticia no hizo mucha gracia en su casa, el hecho de que la idea continuara en su cabeza con el paso de los años hizo que acabara por convencerle a todo el mundo.
En el caso de Pamela, taxista de Free Now, quien lleva catorce años observando la vida desde el interior de su taxi, también hubo un tiempo en el que iba de "bicho" o acompañante en el taxi de su ex pareja. Después trabajó de conductora y se hizo con una licencia para ella con la que trabajaba de noche: "es otro público y muchas veces, hasta más educado".