Las mercerías son comercios históricos en peligro de extinción. Barcelona, por ejemplo, es una de las ciudades donde encontrar una de estas tiendas es casi imposible. Muchas han tenido que adaptarse al comercio electrónico para sobrevivir, aunque esto conlleva el cierre de decenas de locales. La transformación de los consumidores y sus hábitos de moda han hecho que la ropa "fast fashion" sea cada vez más común entre las personas.
Maria y Carmen Pillado trabajan en una mercería que cumplirá los 75 años el año que viene. Heredaron el local de su abuela, Celia. Estas profesionales cuentan con dos comercios, uno de ellos dirigido más hacia las telas. Crecieron en el negocio familiar, jugando y aprendiendo el oficio desde que eran muy pequeñas. En estos momentos cuentan con más de 40.000 referencias, por lo que su género es muy extenso.
Anaïs Moreno, en cambio, cogió su negocio "de rebote". Ella era auxiliar de vuelo cuando una mercería se cruzó en su camino. Su familia política, más concretamente su suegra, le dejó a cargo de "La Costura" en Santutxu. Muchos de sus clientes acuden para buscar entre su amplia oferta de pasamanería y botones. Anaïs ha logrado un gran éxito en redes sociales, lo que la llevó a abrir una tienda digital.