Durante la pandemia, en algunos países de Europa las floristerías fueron consideradas como servicios esenciales, y siguieron abiertas durante los días más difíciles. Y es que el gremio florista nos provee con plantas y flores y también nos enseña cómo cuidarlas.
En 'Julia en la Onda', conocemos a los profesionales que alegran nuestros salones y balcones y que adornan con flores nuestras ocasiones especiales, las más alegres y también las más tristes.
Beatriz Beroy, florista desde hace 36 años, estudió ingeniería técnica agrícola y nos confiesa que se convenció de formar parte del gremio al pasar por una exposición de arte floral en Barcelona que llamó su atención.
Posteriormente, se formó para enseñar a otros floristas y como jurado en varios certámenes internacionales. Para ser una gran profesional, admite, es necesario no solo saber hacer un ramo, si no que también saber hacerlo bien: "el buen gusto se tiene o no se tiene".
Vanessa Igueras, también florista por vocación, confiesa que aprendió el oficio "por casualidad", y lo hizo con el que hoy es su marido. 25 años después, ambos continúan compartiendo su pasión, aunque no con los hijos que tienen en común.
Joan Guillem, por su parte, es el presidente del Gremio de Floristas de Catalunya y exasesor, ya que después cambió de oficio para dedicarse de pleno al trabajo que también compartía con su mujer, aunque en floristerías distintas: "es mejor trabajar separados", admite.