GREMIOS

Los oficios de las mujeres de antaño

En 'Los Gremios', nuestra sección dedicada a los profesionales anónimos, viajamos al pasado con Victoria Gallardo, autora de 'Somos indómitas', un libro en el que retrata la realidad de los antiguos trabajos que estaban a cargo de las mujeres.

ondacero.es

Madrid | 11.04.2022 17:35

Hoy nuestro homenaje a 'Los Gremios', lo hacemos con una mirada retrospectiva, concretamente al trabajo de antaño de esas mujeres que lograron sacar adelante a sus familias mediante oficios que ya no existen. En ese viaje nos acompaña Victoria Gallardo, autora de 'Somos indómitas', un libro que recoge los oficios desaparecidos de las mujeres de Madrid, que bien podrían ser las de toda España.

"Las historias de estas mujeres han estado doblemente silenciadas, primero por su pertenencia al sector de la clase obrera, y segundo por ser simplemente mujeres", reconoce Gallardo, una causa que le impulsó a escribir el libro y "sacar a la luz la historia de estas mujeres contada por ellas mismas o, en su defecto, por sus hijas o sus nietas".

Las labores de las mujeres de antaño

En este viaje al pasado, la autora utiliza el testimonio de las lavanderas del Manzanares, las taquilleras del Metro de Madrid, las telefonistas, las verduleras, las castañeras o las cigarreras de la fábrica de tabacos de Lavapiés, entre otras, para radiografiar la realidad de la ejecución de estos trabajos y las condiciones en las que lo hacían por aquel entonces.

La novela comienza con la historia de las lavanderas, que todos los días se levantaban con el sol, en ocasiones con temperaturas bajo cero, para acudir al río que atravesaba entonces, también ahora, la capital madrileña y lavar la ropa de todos los miembros de la familia.

Según nos cuenta Victoria Gallardo, estas mujeres podían pasarse "entre 12 y 14 horas trabajando de lunes a sábado en unas condiciones climatológicas tremendas que muchas veces les costaba la vida" y que, además "estaba mal pagado y mal considerado".

Con la llegada de las máquinas de lavado, las reivindicaciones de las lavanderas se orientaron a las garantías de seguridad en la manipulación de elementos como la sosa caustica o jabones que les destrozaban las manos. Por debajo de ellas estaban las talegueras, encargadas de cargar con los cestos de ropas y sábanas, trasladarlas hasta el río y después devolverlas.

Para retratar la labor de las cigarreras, la autora ha contado con el testimonio de primera mano de Elena González, una empleada de la Fábrica de Tabacos de Madrid que trabajó durante 13 años nada más cumplir la mayoría de edad: "las mujeres nos uníamos cuando alguna tenía un problema, éramos muy reivindicativas y gracias a eso conseguimos muchas cosas".

Como esta, Gallardo cuenta la historia de varias mujeres que, a pesar de tener oficios diferentes e independientemente de su labor, "todas las que aparecen en este libro tienen en común que en algún momento de su vida se levantaron para luchar por sus derechos y reivindicar lo que era suyo".