A las polémicas declaraciones conspiranoicas del cardenal Cañizares, se suman las del presidente de la Universidad Católica de Murcia, José Luis Mendoza, que ha declarado que "Bill Gates y Soros anunciaban que se avecinaba el coronavirus" porque ya lo sabían, y que el objetivo de inyectarnos una vacuna es controlarnos con un chip. No ha dudado en llamar a Gates y Soros "siervos y esclavos de Satanás".
"Las vacunas son fármacos creados para que nuestro cuerpo reconozca una enfermedad y se defienda de ella", explica Clara Jiménez. "Hay que cultivar lo que enseña a nuestro cuerpo a defenderse, que puede ser una parte del patógeno, una proteína del virus..., y para conseguirlo hacen falta células. El virus necesita infectar algo, no vive en el aire", desarrolla. Usar células humanas es mejor que de animal si tratamos una enfermedad que afecta a los humanos.
Existen las llamadas líneas celulares, que tienen un fin, pero a veces surge alguna que por una serie de mutaciones puede replicarse indefinidamente. En España hay dos líneas celulares inmortalizadas que provienen de células extraídas durante el análisis de dos fetos resultado de dos abortos por motivos médicos en 1961 y 1966. Esas células nunca han formado parte de los fetos originales; se han utilizado en investigaciones para vacunas contra la polio, la rubeola o la varicela entre otras.
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