Ayer conocimos que la remesa de mascarillas que Díaz Ayuso tuvo que retirar de los hospitales porque eran defectuosas y no protegían a los que estaban en primera línea, las había comprado la Comunidad de Madrid y no el Gobierno central como aseguró la presidenta hace unos meses.
El 29 de abril, El Mundo publicaba que Madrid y Andalucía tuvieron que retirar esa partida de mascarillas. Y ese mismo día, en el pleno autonómico, el diputado de MásMadrid, Pablo Gómez Perpinyà, le pedía explicaciones, a lo que Ayuso lo atribuyó a "los bulos de la izquierda". Además, la Comunidad de Madrid respondió diciendo que estaban investigando la procedencia, pero que en ningún caso habían sido ellos quienes habían comprado estas mascarillas.
Al principio fueron poco claros, y lo atribuyeron a una donación o a un reparto del Ministerio de Sanidad. Pero Ayuso encontró al culpable de las mascarillas: el Ministerio de Defensa. Ahora sabemos que no es así, ya que la Comunidad de Madrid le ha admitido a la que esas mascarillas fueron adquiridas por el Servicio Madrileño de Salud. Además, la Consejería de Sanidad asegura que retiraron más de 5.000 mascarillas y que las sustituyeron por otras que sí que cumplían con la normativa. Y saben todo esto desde hace semanas.
Hoy la Comunidad de Madrid se ha reunido con el Gobierno para pedir medidas más estrictas en el acceso de Barajas, que según el Gobierno de Madrid, es el "coladero" por el que están entrando todos los de rebrotes. Esta reunión también ha servido para valorar el uso obligatorio de la mascarilla, y al final solo han recomendado su uso en espacios privados aunque se mantenga la distancia.
Sin embargo, la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, no está de acuerdo con esta medida, ya que ha propuesto que se implante el uso obligatorio de mascarillas en todo momento en la ciudad de Madrid. A lo que Ignacio Aguado, vicepresidente de la Comunidad de Madrid, no lo ve necesario porque "los madrileños son responsables".