Pablo Iglesias es una figura que se va de manera muy polarizada entre el electorado: le odias o le quieres. Primero le conocimos como tertuliano y presentador de La Tuerka con una palabra que ya es parte de nuestro vocabulario: la casta. Sólo hace siete años, en 2014 entraba con cinco diputados en el Parlamento Europeo. Probablemente el inicio del fin de la casta, decía. Iglesias hizo su primera campaña con Podemos con aquel eslogan del "tic-tac" al entonces presidente del Gobierno Mariano Rajoy. Entraba con fuerza y una frase en el Congrso en 2015: "Sonrían que sí se puede". Aunque no con los resultados esperados.
Debates broncos, amenazas, bulos y cloacas
Las sonrisas no duraron mucho, guerra interna, ataques, enfrentamientos, insultos y momentos que perdurarán en los debates políticos televisivos. Pablo Iglesias a Mariano Rajoy: "Me la suda, me la pela, me la reflanflinfla e incluso me la bufa". Pablo Iglesias se reía de la posibilidad de que Sánchez fuera presidente del Gobierno y exigió ser vicepresidente. Aunque Sánchez dijo aquella de no dormir, al final Iglesias lo consiguió. En Andalucía irrumpio Vox y el tono de Iglesias se endureció: "Alerta antifascista".
Con la extrema derecha entrando en los parlamentos, los insultos, las amenazas (las más recientes las de los sobres con balas), los bulos y las cloacas surgen y todo se encrudece. Historia de España ya sin Iglesias en la primera línea política.