El neuropsicólogo del hospital Sant Pau de Barcelona Saúl Martínez Horta regresa con otra de sus masterclasses a 'Julia en la Onda', para hablarnos de una de las capacidades más fascinante de nuestro cerebro: la de monitorizar nuestro entorno de manera automática y la de permitirnos realizar tareas complejas sin desplegar una gran cantidad de atención.
"El cerebro hace una infinidad de procesos que nosotros no experimentamos", explica el neuropsicólogo, que pone como ejemplo el latido del corazón o la respiración, que experimentamos sin desplegar una atención consciente. Además de las tareas que llevamos a cabo de manera voluntaria, "hay otra serie de procesos que suceden por debajo de nuestro nivel de consciencia" que "contribuyen, y mucho, a nuestro comportamiento y a lo que hacemos en nuestro día a día", explica Martínez en su espacio radiofónico.
¿En qué consiste nuestro mundo inconsciente?
Al referirse a este inconsciente, el neuropsicólogo no se refiere al concepto de "inconsciente" propio del psicoanálisis, sino a un sistema que interpreta datos a una gran cantidad de niveles. Solo somos conscientes de algunos de estos niveles: cuando estamos hablando con alguien, por ejemplo, nuestro cerebro está pendiente de posibles amenazas externas, si bien nosotros solo atendemos de manera consciente a la conversación que estamos teniendo.
"Es ventaja y desventaja en función del contexto", explica Martínez Horta, que afirma que este automatismo permite "librar al cerebro de un gran consumo de recursos": ¿imaginas tener que estar pendiente a cada paso que damos, o a cada respiración que tomamos? Horta ha puesto un ejemplo de proceso automatizado que todos hemos experimentado alguna vez: levantarnos, vestirnos y salir a trabajar sin apenas pensar.
Sin embargo, este automatismo, basado en hábitos, también tiene su lado negativo: "En determinados contextos el entorno cambia y exige que no funcionemos bajo un hábito", explica el profesional, que explica que muchos accidentes suceden cuando realizamos tareas de forma automática y no reaccionamos a tiempo cuando surge un imprevisto peligroso, como un obstáculo mientras estamos conduciendo: "No siempre es un beneficio para todo la automatización", explica el autor de "¿Dónde están las llaves?".
El aparato inconsciente que corrige nuestros errores
En su sección en 'Julia en la Onda', el médico también ha hecho referencia a dos procesos que le parecen fascinantes: uno de estos es el "sistema de atención primitivo" que, como se ha explicado anteriormente, evalúa los riesgos y analiza el contexto mientras estamos enfocados en otras tareas.
Por otro lado, tenemos "los sistemas dedicados a la monitorización de la acción". Estos sistemas cerebrales está continuamente analizando nuestras acciones y, sin que nos enteremos, ofreciendo correcciones y soluciones que aplicamos como por arte de magia: "Esto sucede en un período de entre 300 y 60 milisegundos, sin que nadie se haya dado cuenta de esto", asevera Martínez-Horta. Estos sistemas, al detectar un error, nos inhiben para no seguir cometiéndolo y nos ofrecen una solución .
El fallo de estos sistemas puede llegar a ser muy evidente, cuando una persona comienza a actuar de una forma infantil o desinhibida por causas naturales o por un daño cerebral adquirido. Este es el caso de las "pseudopsicopatías" que señala el experto, y que tienen que ver con los comportamientos de personas que dañan a terceros porque un fallo en su cerebro les impide comprender el sufrimiento que están causando.
El cerebro es plástico
Esta capacidad de adquirir conocimientos y automatizarlos en un hábito es muestra de que "el cerebro es un sistema plástico", tal y como afirma el neuropsicólogo: mediante la repetición, podemos interiorizar incluso procesos complejos que repetimos como gestos simples: es el caso de las interpretaciones musicales complejas con instrumentos como la guitarra.