El miércoles pasado llegaron a la terraza, pidieron ver el partido de fútbol pero el dueño les dijo que en la tele de fuera no se podía. Que si querían verlo, se fueran dentro. Y dijeron que no. Después se sentaron y pidieron un plato de zamburiñas, un cachopo y dos botellas de sidra. Unos platos que no acabaron, al menos no en el restaurante, como nos ha contado el dueño Diego Javita.
Le dejaron a deber 60 euros, más los dos platos. Y estos platos robados nos han hecho acordarnos de esos fetichistas de los bares que tienen la costumbre de robar los posavasos, las copas, los ceniceros para hacer colección en casa. También han sido víctimas de esto en la sidrería El Bosque.